Las patatas son las reinas absolutas de las guarniciones, con permiso del arroz y otros cereales neutros. Cocidas, fritas, chafadas, en puré... quizá el horno sea la técnica de cocción más versátil para prepararlas de muchas maneras diferentes.
Con ejemplares de tamaño pequeño y piel fina podemos sacar rodajas delgadas de un tamaño regular para marcarnos una guarnición vistosa recurriendo a un molde de tarta. El aroma cítrico del marinado y la salsa de esta receta aporta un toque fresco que equilibra los sabores, y armoniza bien tanto con carnes como con pescados.