Tendríais que haber visto la cara de mis hijos cuando vieron estas
croquetas de calamar en su tinta y les dije cuál era su ingrediente principal. Vamos, que no hizo falta ni que protestaran para saber que la comida no les apetecía demasiado. Pero fue probar la masa, obligados eso sí, y cambiaron enseguida de opinión. Están deliciosas.
Nos gustaron tanto que las voy a hacer más veces, así no habrá discusión sobre si se quieren o no las patas del calamar, pues como va todo picadito no se nota. Eso sí, cuanto más tiempo guardéis la masa en la nevera antes de formar las croquetas mejor, pues
fría es más manejable que recién hecha.