Si hay un plato en el archipiélago balear que representa el verano, ese es el tumbet mallorquín. Se prepara cuando los tomates, las berenjenas, los calabacines y los pimientos se encuentran en su mejor momento. Sirve de guarnición para casi todo: carne, huevos o pescado. Aunque también se puede servir tal cual.
La tradición manda que, a la hora de emplatar, se monten capas con cada uno de los ingredientes. Empezando por la patata, siguiendo por la berenjena, el calabacín y los pimientos. Se remata con salsa de tomate casera. El tumbet mallorquín es un disfrute total y absoluto para los sentidos.