Para los que vivimos en la Ciudad de México, es todo un lujo y un reto encontrar productos del mar súper frescos, especialmente ostras. Así que me llamo mucha la atención la idea de un comerciante de mariscos de la Isla de Ré, ubicada al oeste de Francia. Se trata de una máquina expendedora de ostras frescas las 24 horas del día, los siete días de la semana. Las ostras se venden cerradas, de lo contrario no se considerarían frescas.
La idea surgió porque muchas veces los clientes llegaban a comprar ostras cuando la tienda ya había cerrado, así que esta máquina es una alternativa para poder seguir vendiendo sus productos, incrementar sus ventas, y mantener a sus clientes felices. El precio es el mismo que el que maneja la tienda en sus horario normales.