El restaurante cacereño Atrio, con dos estrellas Michelin, sufrió en la noche del pasado martes un robo en su bodega, consideradas una de las mejores de España, en el que se sustrajeron 45 de sus mejores vinos.
Así lo ha comunicado el propio restaurante en un comunicado en el que explican que se trata de referencias “compradas desde hace décadas con mucho esfuerzo y cariño”.
Entre ellas se encuentra el Chateau d´Yquem de 1806, un vino que José Polo y Toño Pérez, propietarios de Atrio, salvaron de una rotura hace dos décadas, que protagonizó una de las más conocidas historias de nuestra gastronomía. Pérez y Polo montaron todo un sistema, en el que participaron expertos de de la casa de subastas Christie's, el reconocido enólogo Mariano García, y el equipo y la propia jefa enóloga de Yquem, Madame Garbey, para trasladar el contenido a una botella nueva, sin que el vino se oxidase.
La pareja que comanda Atrio tuvo que viajar de Extremadura a Burdeos para efectuar el trasvase, una peripecia contada una y mil veces que salvó un vino valorado en más de 300.000 euros. Un vino que desde ayer se encuentra en paradero desconocido.
“Esa botella era parte de mi historia personal, casi parte de mí, de la historia de Atrio, pero también de Cáceres, de sus ciudadanos, de todos los amantes del mundo del vino; ella es la botella, imposible de sustituir por lo que de esfuerzo, sacrificio y amor a una profesión y al vino ha conllevado”, explica Polo en la misiva enviada a los medios. “215 año de historia de España, de guerras, de tiempos de paz y de la construcción de una Europa unida.
“Nos han arrancado parte de nuestra historia”
Por el momento, se desconocen los detalles del robo, ni que referencias han sido sustraidas. Pero si los ladrones han seleccionados los vinos más caros, es fácil que en términos económicos suponga perdidas que, en precio de mercado, llegen incluso al medio millón de euros.
El diario Hoy, de Cáceres, asegura que la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Cáceres está llevando una investigación que continúa abierta.
Para Polo, no obstante, no es el dinero lo más importante: “Lo peor de todo es que no nos han robado dinero, ni siquiera objetos, nos han arrancado parte de nuestra historia, de nuestro corazón. Al principio pensamos no contarlo; casi sentíamos vergüenza, como si fuera culpa nuestra, como si hubiéramos consentido, pero al final, después de una profunda reflexión, decidimos contarlo para que no les suceda a otros y para que los compañeros se protejan. Me voy enterando de robos en restaurantes y quizás, de haberlo sabido antes, esto no hubiera pasado”.
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